Antes de que llegue el frío, el césped se prepara para los meses más fríos que se avecinan quedándose aletargado paulatinamente, como si estuviera durmiendo durante un tiempo. Toda esa vigorosa energía que desprendía durante los soleados meses de verano se almacena en las hojas, que ahora se apagan y se vuelven marrones para conservar el agua y los nutrientes.
Saca el rastrillo
Antes de que la nieve se asiente, rastrilla las hojas caídas y otros residuos del césped. Esto contribuye a que haya suficiente flujo de aire entre el suelo y la atmósfera, algo fundamental para la salud del césped. Las hojas caídas también se llenarán de moho bajo una capa de nieve y hielo.
¿Está todo congelado? Déjalo descansar
Evita caminar o conducir sobre el césped cuando esté cubierto de nieve y hielo. Poner peso sobre el césped cuando está congelado puede causar daños para los que las hojas pueden tener menos capacidad de recuperarse, debido su estado latente.
Qué hacer cuando llega el hielo
Cuando la nieve se convierte en hielo, las superficies pueden ser muy resbaladizas. Una solución habitual es aprovechar las maravillas de la sal de deshielo en caminos de entrada y senderos. Esto puede ser una solución para que caminar y conducir sea más seguro, pero puede ser peligroso para el césped. Ten especial cuidado y evita esparcir sal cerca del césped y de las plantas, ya que puede matar la vegetación y permanecer en el suelo durante años.
Asegúrate de que esté seco antes de cortarlo
Nunca cortes el césped cuando esté helado, ya que el impacto puede dañarlo; espera a hacerlo cuando el día sea seco y soleado.