Y, si hace mucho calor y el tiempo es seco, acuérdate de regar los parterres con más frecuencia, para que los plantones y las plantas jóvenes no se sequen.
Espinacas nutritivas
Fáciles de cultivar y resistentes a las heladas y a la lluvia. Siembra las semillas en agosto para recoger una primera cosecha en octubre. Las espinacas entran en reposo durante el invierno y están listas para producir hojas tiernas y frescas a principios de la primavera.
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Esparce las semillas finamente en surcos poco profundos, de aproximadamente 1,5 cm de profundidad y con una separación de 40 cm, en un suelo fértil bien acondicionado y en un lugar soleado.
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Cubre las semillas con tierra y riega bien. Y si el tiempo sigue siendo fresco, protégelas con campanas de cristal.
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Siembra un lote cada tres o cuatro semanas para obtener una cosecha continua.
Rúcula
No hay nada mejor que el sabor picante de la rúcula para condimentar las ensaladas. Siembra las semillas de rúcula silvestre a principios de agosto para conseguir una cosecha continua hasta la llegada del invierno, con un nuevo desarrollo en marzo y abril. Para las siembras de finales de agosto, la variedad de rúcula para ensalada, más resistente a las heladas, ofrece una abundante cosecha durante semanas.
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Marca una hilera en el suelo con una línea de 1 a 2 metros de largo.
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Siembra una pequeña cantidad de semillas, separadas unos 3 cm, cada dos semanas.
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Cubre ligeramente de tierra las semillas, retirando las malas hierbas o las piedras grandes a medida que avanzas.
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Empapa la tierra sin mover demasiado las semillas mediante una regadera con alcachofa.
Col durante todo el año
Ideal para hacer ensalada de col, salteados y sopas. Con muchas variedades entre las que elegir, podrías cosechar coles en unas 20 semanas, casi todo el año. Siembra las coles de primavera a finales de verano y planta ahora las coles de invierno cultivadas a partir de semillas en los meses anteriores.
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Para obtener los mejores resultados, siembra las semillas en interior en macetas o bandejas, a una profundidad de 2 cm.
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Unas cinco semanas después, planta las coles jóvenes al aire libre en un lugar soleado, después de cavar un montón de compost de jardín en un suelo firme, húmedo y de carácter alcalino.
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Distribuye las coles en función del tipo separándolas, por ejemplo, 25 cm en el caso de las coles de primavera y 45 cm en el de las variedades de invierno.
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Cuelga una red fina a un metro del suelo para evitar que las palomas y las orugas blancas de la col se coman las hojas.
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Utiliza un abono líquido rico en nitrógeno cada quince días.
Acuérdate de los nomeolvides
Añade un toque primaveral de azul claro. Las flores de nomeolvides son ideales para rellenar las zonas de sombra bajo los árboles y arbustos, la parte delantera de los bordes de los caminos. También aportan un toque de naturalidad entre tulipanes, alhelíes y hermosas.
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Esparce las semillas en bandejas rellenas de compost. Un propagador calefactado o un alféizar de ventana templado favorecerán la germinación.
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Saca los plantones y ponlos en macetas. Las flores saldrán al año siguiente.
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Se reproducen con facilidad, así que deja que los nomeolvides proliferen de forma natural, o sácalos y vuelve a plantarlos donde quieras.
¿Sabías que?
Para evitar que los escarabajos pulga hagan agujeros en las hojas de la rúcula, cubre el surco con un minitúnel o un trozo de vellón hortícola.