Envío gratis a partir de 150 €
Devoluciones gratuitas
Pago seguro
El invierno es la época en la que muchas plantas entran en su fase de letargo. Pero hay algunas excepciones que empiezan a florecer cuando todo lo demás se adormece, añadiendo un color y un aroma muy bien recibidos en tu jardín. Lee nuestra guía sobre tres de las flores más populares que incluye consejos sobre cómo cultivarlas.
El eléboro negro, también conocido como "rosa de Navidad", tiene un denso follaje de hoja perenne coronado por grandes flores de cara plana que florecen de diciembre a marzo. Incluso cuando hay temperaturas bajo cero y las heladas se hacen sentir, este resistente eléboro perenne se desarrolla.
Escoge entre el blanco puro o el blanco teñido de verde, el rosa pálido, el púrpura y las variedades punteadas. También es una excelente flor cortada: coloca las delicadas flores en un jarrón de cristal con agua para hacer un arreglo llamativo.
Planta en suelo húmedo y con buen drenaje, a media sombra, delante de un macizo o debajo de árboles de hoja caduca. El eléboro negro alcanza una altura y extensión de 45 cm.
Cubre el suelo anualmente con compost o estiércol bien descompuesto.
Recorta las hojas viejas a medida que aparezca nuevo follaje y flores.
Como ocurre con todos los eléboros, una vez arraigado, el eléboro negro no tolera los trasplantes.
No lo dividas: si las condiciones del suelo son las adecuadas, debería propagarse lo suficiente como para proporcionar plantas de reposición.
Esta camelia alta y hermosa, también conocida como «Crimson King», ha sido galardonada con el Premio al Mérito en Jardinería (AGM) por la Royal Horticultural Society. Este arbusto de crecimiento rápido y de hoja perenne presenta fragantes flores individuales con pétalos de color rojo rosado y estambres en amarillo brillante que las abejas encuentran irresistibles.
«Crimson King» es bastante resistente y se puede plantar de noviembre a marzo, creciendo hasta una altura y extensión de 2,5 m.
Es feliz a pleno sol o a plena sombra, pero precisa protegerse del viento y de las heladas fuertes.
Plántala en un suelo sin cal y con buen drenaje. Se puede cultivar en grandes macetas con compost ericáceo si no se dispone de un suelo ácido.
El agua dura del grifo contiene gran cantidad de depósitos de calcio que afectan a la acidez del suelo, así que riega con agua de lluvia, si es posible.
Añade mantillo de corteza de buena calidad en primavera para acondicionar el suelo.
No es necesario podar ni deshojar para estimular la aparición de nuevos brotes. No obstante, para controlar su altura, recorta poco después de la floración.
El resistente jazmín de invierno (Jasminum nudiflorum), con sus brillantes flores amarillas y sus tallos de hoja perenne, es fácil de cultivar y muestra un aspecto impresionante, lo que añade un poco de alegría a los aburridos días de invierno. Sus flores sin perfume aparecen en ocasiones a partir de enero.
El jazmín de invierno crece mejor en suelos con buen drenaje y a pleno sol. Aunque suele ser una planta trepadora, también puede quedar muy bien trepando por una pared baja o en los laterales de una maceta grande.
Haz un agujero a unos 15 cm de la pared. Espolvorea con hongos micorrícicos y, a continuación, cubre con estiércol o compost.
Si se planta adosado a un muro o una valla, se pueden encauzar los tallos mediante un enrejado o alambres.
Poda con regularidad para mantener su forma y evitar las zonas peladas.
Se reproduce por "acodo", es decir, clavando las ramas jóvenes y sanas en el suelo.
