Para mantenerse sanas y resistir a plagas y enfermedades, las plantas deben absorber por las raíces una variedad equilibrada de nutrientes. Estos se encuentran de forma natural en el suelo, pero en el caso de las plantas que consumen mucha energía, añadir fertilizantes es una forma sencilla y efectiva de impulsar su crecimiento.
Aspectos que deben tenerse en cuenta al elegir fertilizantes
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Los tres macronutrientes principales que necesitan las plantas en crecimiento son N (nitrógeno), P (fósforo) y K (potasio), mientras que micronutrientes como el calcio, el hierro y el boro son fundamentales para el desarrollo de flores y frutos.
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Elige un fertilizante que se denomine completo, NPK o de "uso general" para garantizar que las plantas reciban todos los nutrientes necesarios. Estos fertilizantes se encuentran disponibles en pellets, en gránulos, en polvo o en líquido.
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Selecciona el formato que se adapte a tu rutina de jardinería. En el caso del fertilizante granular o en polvo, solo necesitarás extenderlo o introducirlo en el suelo cada dos o tres meses. Los fertilizantes líquidos concentrados surten efecto de inmediato, por lo que deben aplicarse con más frecuencia, a veces cada semana durante la temporada de crecimiento.
Consejos para aplicar fertilizante
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Evita esparcir fertilizantes si el pronóstico del tiempo prevé lluvia durante unos días. El fertilizante se filtrará a demasiada profundidad en el suelo y corre el riesgo de contaminar las fuentes de agua subterránea, así como los microorganismos que viven en el suelo.
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Riega siempre el césped después de aplicar fertilizante en polvo. De esta forma, los gránulos se introducirán en el suelo y evitarás que las hojas sufran quemaduras químicas.
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Las plantas solo absorben nutrientes en el suelo húmedo. Por ello, si muestran signos de deficiencia nutricional en condiciones secas, es posible que solo necesiten riego en lugar de nutrientes adicionales.
Ser ecológico es fácil
Los fertilizantes orgánicos están hechos con productos vegetales o animales, por lo que constituyen la opción más sostenible y ecológica. Nutren tanto la planta como el suelo y por ese motivo son mejores para el crecimiento de las plantas y la vida silvestre a largo plazo.