Los estanques son una forma maravillosa de realzar el jardín y atraer a la fauna. En otoño, los anfibios jóvenes se han ido y los insectos adultos están hibernando, así que aprovecha la oportunidad de cuidar tu estanque siguiendo nuestros consejos.
Las hojas podridas emiten sustancias químicas nocivas que alteran el equilibrio ecológico del estanque. Durante los meses de otoño, controla el estanque para ver si hay hojas muertas que puedan haber caído de las plantas del estanque y de la vegetación cercana. Retíralas con una red fina para mantener el estanque aireado, descongestionado y libre de químicos.
Aunque la fauna depende de las plantas acuáticas para refugiarse, demasiadas plantas pueden obstruir el estanque, alterando su equilibrio. Retira el exceso de malas hierbas del estanque y recorta las flores y el follaje que se marchite antes de que caiga al estanque y se descomponga, contaminando el agua.
Asegúrate de que las plantas del estanque tengan buen acceso a la luz del sol. Comprueba el crecimiento de toda la vegetación circundante y reduce el follaje que sobresalga si crea zonas de sombra.
Con una caña de bambú, levanta y saca las algas filamentosas del agua. Recomendamos dejarlas al lado del estanque durante unos días para que la fauna acuática que se refugia en ella pueda cambiar de lugar de forma segura.
Una buena mezcla de plantas marginales y oxigenantes es esencial para una vida saludable en el estanque:
Las plantas marginales crecen en aguas poco profundas y suelo húmedo. Son ideales para ocultar los bordes del estanque, además de crear un refugio vital en la periferia del mismo. También ofrecen un excelente hábitat para que los animales pongan sus huevos.
Las plantas oxigenantes crecen principalmente debajo del agua. Producen oxígeno esencial, absorben impurezas y compiten con las algas por los nutrientes, lo que contribuye a mantener el agua del estanque limpia y clara.
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