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A principios de otoño no es demasiado tarde para plantar o sembrar semillas. Además, muchos cultivos se desarrollan muy bien cuando se plantan en septiembre, dando cosechas más tempranas en la próxima primavera y verano. No te pierdas nuestros consejos sobre qué cultivar y los métodos de siembra.
Elige un lugar protegido y soleado para cultivar las hortalizas y protegerlas de los vientos fríos. Y mantén un buen drenaje en el suelo para que las plantas no se queden estancadas en agua helada.
Fáciles de cultivar al aire libre a partir de semillas en lechos elevados y macetas grandes. Las habas son muy sabrosas en sopas, guisos y ensaladas. Recomendamos una variedad llamada Aguadulce Claudia, que se desarrolla durante el invierno y está lista para cultivarse en la primavera siguiente.
Echa abundante abono o estiércol y pasa el rastrillo hasta conseguir una textura fina y desmenuzable.
Marca agujeros profundos, separados 20 cm, y siembra las semillas a 5 cm de profundidad.
Cubre de tierra, compáctala y riega bien. En unas cuantas semanas, deberían aparecer las plántulas. Protégelas de los pájaros y las ardillas colocando redes sobre el área sembrada.
En cuanto aparezcan las flores, recorta las puntas para evitar el ataque de la mosca negra.
Coloca estacas para las variedades de habas más altas y rodea los soportes con cuerda.
En el caso de las habas más tiernas, cosecha las vainas cuando tengan una longitud de 6 cm.
Solo hacen falta de tres a seis semanas para que esta crujiente verdura esté lista para dar un toque de sabor a tus ensaladas de otoño. Las hojas jóvenes constituyen un microverde especialmente delicioso.
Siembra las semillas a intervalos semanales directamente sobre el suelo finamente rastrillado. Coloca protección para mantener a raya a las babosas y los caracoles.
Riega con regularidad y aclara las plántulas unos 2,5 cm para ayudar a que se formen las raíces.
Cultiva los rábanos entre las filas de otros cultivos de crecimiento más lento: la fila de rábanos contribuirá a acabar con las malas hierbas no deseadas.
Si se dan las condiciones adecuadas, se pueden plantar ajos a partir de septiembre, incluso en el norte de Europa. Los dientes también se benefician de un periodo frío, que contribuye a que las raíces y los brotes se desarrollen adecuadamente.
La variedad de cuello duro es la mejor para climas más fríos. Tiene menos dientes por bulbo en comparación con la variedad de cuello blando habitual en los supermercados, pero suelen ser más resistentes.
Elige un lugar cálido y soleado y haz agujeros con una plantadora, con una separación de 15 cm, en una tierra fértil y bien preparada.
Planta el extremo grueso de cada diente hacia abajo, el extremo puntiagudo 2,5 cm por debajo de la superficie del suelo.
Coloca malla antipájaros o vellón hortícola hasta que los brotes tengan 5 cm de altura.
Cosecha a partir de julio, una vez que el brote superior empiece a secarse.
Puedes sembrar los cultivos de ensalada hasta mediados de septiembre, directamente en la tierra mientras hace calor. Algunos de nuestros favoritos de invierno son la hoja de mostaza, la mizuna, los canónigos, la rúcula silvestre y la más inusual verdolaga.
Siembra las semillas en exteriores en un lugar protegido al aire libre o en macetas.
Coloca las plántulas en filas separadas 20 cm, espaciadas a intervalos de 10 cm y riega bien.
Para conseguir los mejores resultados, cubre las plantas con una campana de cristal robusta para ayudarlas a alcanzar el tamaño perfecto antes de que llegue el frío.
